Con la punta de los dedos
Escribo de lo que se, de
lo que me pasa por la cabeza y sobre todo por el corazón, desmigajo mi alma y
la entrego al viento esperando que llegue... donde, no lo sé, pero que
llegue.
Escribir siempre es una
forma casi cobarde de gritar al universo que estoy sintiendo. Que mi mundo
interior sigue avanzando, que progreso en algún aspecto. Una introspección
medida pues esto es solo borrador, uno que narra todo aquello que no digo.
Suelo pensar que uno no
puede escribir desde la felicidad, al menos a mí nunca me paso. Mi motivación
suele estar en el miedo que aunque me atormenta no me paralizan, en la pena que
se disfraza muchas veces de rabia, en la melancolía recóndita, en los sueños que
se quedan por el camino, en los celos esos que me quiebran y nublan mi
visión.
En el llanto amargo de saber lo que va a pasar.
Tan lejos del cuento de hadas que prácticamente toco con la punta de los dedos
la realidad.
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