Humor negro


Siete de la mañana, el tumulto de personas colapsaban las puertas de la estación de trenes, los murmullos brillaban por su ausencia pero el constante repiqueteo de los zapatos, hacían casi imposible no imaginar una manada.

Las dos amigas corrían por la estrecha vía, tratando de impedir que el tiempo no se escapara, un brinco y arriba.
Encaminadas hacia su destino y con una sonrisa se embarcaron. Las conversaciones vanales se sucedieron mientras el resto del pasaje, adormesido y con cara de pocos amigos no dejaban de mirar a las dos chicas, como si la alegría a esta hora de la mañana casi fuera una falta de respeto.
Casi sin querer las jóvenes, estaban sumergidas en una platica sin igual, tiempo, política, trabajo, amantes y amores.

- Dime... ¿Como te fue con el chico, que saliste anoche?
-Muy bien, es un hombre muy inteligente, agradable, simpático y con una cuota de ternura.
- Pero tengo una curiosidad... ¿Era tan feo, como en la fotos?
- Si, pero sabes que.. El Hombre feo es como el ciego. A falta de un sentido, desarrolla los otros cuatros.

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