True love

En mi niñees siempre he vivido rodeada de verde, naturaleza por doquier, hermosas imágenes que hoy veo con nostalgia. En parte por haber nacido en un país que se caracteriza por tener grandes espacios naturales, la mayoría inexplorados,  pero gracias también a el trabajo de mi papa, que siempre se ha dedicado al campo.
Como niña de campo, me he criado rodeada de animales, como acotación casi todas las fotos que tengo de pequeña salgo abrazando, apretujando o mimando algún animal. Canarios, gatos, perros, conejos y hasta una yegua llamada Pantera.
Para mi papa, hombre de campo, que siempre ha tenido una relación equilibrada con el mundo que lo rodea, habían pocas reglas, porque todo formaba parte del sentido común, pero una de ella era, "los animales de la puerta de entrada para afuera". En resumen en la quinta, o estancia o masía, como quieras llamarlo, los animales estaban fuera, en sus respectivas casas o establos, donde no dormían los humanos.
Por solidaridad o inocencia,  odiaba dicha regla y siempre buscaba que mis amigos animales durmieran dentro de casa, sufría cuando hacia frió o llovía. Pero como dicen todos los padres, o al menos los de mi generación, "Mientras vivas bajo mi techo, se hace lo que yo diga".
Por esa época mi felicidad completa hubiera sido vivir como Pippi Longstocking."Buenos días Sr. Nellson, aquí esta su desayuno". Por supuesto eso nunca paso y a medida que fui creciendo, y me fui dotando de psicología paternal y de costumbre...acepte que los animales estuvieran fuera. 


Hace casi un año, en forma de regalo de cumpleaños, llego un cachorro a mi vida.
-Tenes un cachorro.
Me ilusione
-Es un Mastin Napolitano
-¡hay mi dios! ¿donde lo meto? es un Mastín!! 
El pequeño con dos meses ya pesaba casi 6 kg y con expectativas de multiplicar su peso por diez en su primer año de vida. 
He de decir, que todas mis dudas y problemas logísticos (por que vivo en un piso) se esfumaron cuando el criador me lo puso en los brazos, el cachorro dejo de llorar y temblar y en ese segundo yo me enamore.

-Te llamaras True, porque no puede haber nada mas verdadero que esto...

La primera noche que traje a True,  junte su cama junto a la mía, sacando un brazo para acariciarlo, pensé que el contacto lo haría dormir, no funciono, le hablaba y tampoco funciono.
Reflexione cinco minutos agarre el móvil y escribí un mensaje:

"Lo siento papa, esta es mi casa, soy un adulto, he quebrantado tu regla, el perro esta adentro y en dos minutos en mi cama"

Le hice una guiñada a Pippi y abrace a True.

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